Las grandes presentaciones son viajes intelectuales y emocionales

julio 3, 2012

El sábado pasado disfruté del privilegio de conocer y ayudar a los ponentes de la próxima Thinking Party. Son gente extraordinaria, héroes cotidianos, quienes contarán el viernes con sencillez su propia historia, su personal viaje del héroe. Por este motivo, planteé la sesión de trabajo como un viaje intelectual y emocional, capturado en el siguiente dibujo-guión.

La metáfora del viaje refleja mi visión personal sobre la comunicación en general y sobre las presentaciones en particular:

El presentador es un facilitador, un guía que ayuda a la audiencia a encontrar su propio camino. El presentador ya no es la única fuente autorizada de información. No posee todas las respuestas. Fomenta el debate y el diálogo. El presentador aprecia el valor de la audiencia, la única manera posible de aportarle valor.

El camino aparece a veces confuso. Existe a menudo una idea general y sin definir sobre a dónde ir. No hay destino claro. La misión del presentador es ayudarle a la audiencia a dar forma a ese destino y a definir la ruta óptima hacia él. El presentador aporta visión clara (clarividencia).

El presentador no puede recorrer el camino por los demás. Es la audiencia quien debe recorrer su propio camino. El presentador puede liderar la marcha o simplemente mostrar el camino cuando la audiencia lo ha perdido. Un verdadero presentador habrá recorrido previamente el camino por sí mismo. Esta experiencia le aporta credibilidad para guiar a otros. El presentador es auténtico.

El presentador no posee todas las respuestas. Puede ser un experto, pero en ningún caso es omnisciente. No pretende ser perfecto. Puede cometer errores. Puede aprender de la audiencia tanto como ella puede aprender de él. A veces, incluso más, y aun así continuar aportándole valor. El presentador es humilde.

A veces el presentador camina junto a la audiencia por caminos nunca transitados con anterioridad. Aunque por supuesto no conoce todas las respuestas, su experiencia y actitud lo convierten en la mejor elección para liderar al grupo a la hora de encontrar el camino y no sólo para recorrerlo él mismo, sino para ayudar a otros a recorrerlo. Es el más apropiado para el reto confrontado, no el individuo superior. Sabe que otros miembros de la audiencia le superan en otras tareas. El presentador es un igual.

Los miembros de la audiencia son compañeros de viaje: en unas ocasiones desean cooperar y facilitar las cosas para llegar al destino tan pronto y con tanta seguridad como sea posible; en otras, algunos miembros retrasan al grupo, sabotean el viaje, siembran la semilla de la duda, oponen las decisiones del guía, etc. El presentador es (debería ser) el compañero de viaje con mayor experiencia a través del territorio que el grupo transita. El presentador no cambia a la audiencia, inspira en ella el cambio que él mismo ha experimentado.

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¿Qué cambia en tu interior si piensas y vives tus presentaciones como un viaje?


La metáfora bumerán: ten cuidado con lo que arrojas porque puede volver contra ti

junio 28, 2012

Escuché contar en cierta ocasión la siguiente anécdota, posiblemente apócrifa:

Azafata (dirigiéndose al famoso boxeador Muhammad Ali): “Señor, ¿le importaría abrocharse el cinturón?”

Ali: “¡Soy supermán! ¡Supermán no necesita cinturón!”

Azafata: “¡Supermán no necesita avión!”

Cuando usas metáforas, corres el riesgo de que se vuelvan contra ti, como le pasó al boxeador Ali con su metáfora de supermán. Este tipo de situaciones son muy frecuentes y pueden meterte en una buena encerrona.

Leí en el blog de Francisco Alcaide la siguiente anécdota:

Un amigo del escritor Eduardo Galeano estaba impartiendo una conferencia en una universidad norteamericana, cuando terminada la exposición, un alumno le preguntó qué era la utopía. El amigo de Galeano lo explicó con una metáfora:

“La utopía es como el horizonte, uno se acerca diez metros y él se aleja diez metros; avanzamos otros cien metros y él se aleja otros cien metros; volvemos a caminar mil metros y el horizonte siempre está a la misma distancia…”.

Uno de los alumnos, con el sentido pragmático que caracteriza a los norteamericanos, le dijo:

“Pero, entonces, la utopía no sirve para nada”.

Y el amigo de Galeano cerró la metáfora:

“¿Cómo no? Sirve para caminar”.

Las metáforas constituyen un potente argumento emocional, capaces de avivar los sentimientos más básicos del auditorio. Si las usas, no se podrán contrarrestar en el terreno de la lógica, sino en el emocional. Tu metáfora puede hacer demoledor a tu argumento o puede que alguien la vuelva contra ti y te lo demuela con ella. Mide bien por tanto hasta qué punto basas el peso de tu argumentación en una metáfora.

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¿Alguna vez has usado metáforas en tus presentaciones? ¿De qué manera? ¿Con qué efecto?


¿Qué metáfora usas para pensar en las presentaciones?

octubre 20, 2011

“Los marcos son estructuras mentales que dan forma a nuestro modo de ver el mundo. Como consecuencia, dan forma a las metas que nos proponemos, a los planes que hacemos, a nuestra manera de actuar y a lo que cuenta como resultado bueno o malo de nuestras acciones. (..) Cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto.”

George Lakoff, “No pienses en un elefante

Hace unos días leí un texto que había escrito un amigo para ayudar a otras personas a hablar en público. Lo había titulado “Enfrentarse a la audiencia”. Comenzaba su exposición con la siguiente comparación: “Desde los antiguos gladiadores que llenaban el circo de sangre, hasta los más sofisticados de nuestros conferenciantes actuales, la experiencia al enfrentarte a una audiencia es la misma”. ¿Te das cuenta de la metáfora subyacente? Se trata de un marco mental de confrontación, lucha y oposición, donde la audiencia es un enemigo feroz contra el que combatir a brazo partido.

Arrancando desde esta metáfora inconsciente, “una presentación es un combate”, todos los consejos y recomendaciones estarán sesgados por la perspectiva de ayudarte a sobrevivir, imponerte sobre el contrincante, demostrar tu superioridad, aparecer como invulnerable, no mostrar la más mínima debilidad, triunfar pisoteando el cadáver mutilado del otro, etc. La audiencia es un rival a batir.

El resultado de abrazar esta metáfora serán presentaciones tensas, con los nervios a flor de piel, te distanciarás del público, no conectarás con la audiencia. Las “presentaciones como combates” serán un fracaso aunque ganes porque sólo pensarás en salir victorioso, no en ayudar a la audiencia. ¿Qué gladiador en su sano juicio tiende la mano al contrario? Cambia el marco y cambiarás tu forma de ver el mundo.

Mi marco mental para las presentaciones es completamente diferente. Las vivo como una oportunidad de compartir mi conocimiento y experiencia con otras personas, cada una con sus inquietudes, sueños y miedos, a las que puedo ayudar a superar sus problemas. No hay confrontación sino conexión. Parto de la metáfora “una presentación es un viaje”, pero esa es otra historia, y será contada en otro lugar.

(Mi agradecimiento infinito a Eva Snijders y a Monte Carlo por descubrirme a George Lakoff)

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DIÁLOGO ABIERTO

¿Qué metáfora usas para pensar en las presentaciones?


Olvídate de PowerPoint: ¡Será mejor que lo cuentes!

junio 24, 2010

“¿Tienes un mensaje que comunicar? Olvídate de datos, cifras, estadísticas, presentaciones de PowerPoint, argumentos racionales. ¡Será mejor que lo cuentes!”

Así nos exhorta Antonio Núñez, autor del libro “¡Será mejor que lo cuentes!” sobre el storytelling como herramienta de comunicación en la empresa. El poder comunicador del relato, especialmente de la historia personal, es asombroso. Moldeada durante cientos de miles de años en un pequeño mundo de fogatas de campamento y lanzas de punta de sílex, nuestra mente es perezosa con los números e incapaz de manejar grandes cantidades, pero extraordinariamente hábil con las historias. A diferencia de los números y las estadísticas, las historias nos hacen sentir emociones. Muy bien lo sabía Stalin cuando afirmaba que “la muerte de un hombre es una tragedia, pero la muerte de millones es una estadística”.

Hemos crecido escuchando y contando historias. Adoramos las historias acerca de otras personas. Los psicólogos evolucionistas creen incluso que el storytelling está cableado en nuestro cerebro. Lo cierto es que las historias constituyen un medio privilegiado de intercambiar información, de aprender y de relacionarse. Nunca desprecies el poder del relato como herramienta de comunicación, ni siquiera en la empresa. Gracias a él podrás seducir a tu audiencia y competir por su atención.

Como afirma Antonio Núñez:

“Un relato está cargado de conflictos, personajes, emociones, sensaciones. Un relato es una propuesta lúdica que hará que tu mensaje llegue directamente al corazón de tu audiencia.”

A lo largo de los tres primeros capítulos del libro, Antonio Núñez esboza un inspirado retrato de la nueva Economía de la Atención en que vivimos inmersos, de la crisis de los grandes relatos tradicionales y de la multiplicación desbocada de emisores en la era de la Web 2.0. ¿Quién tiene ventaja en este caos de sobreabundancia de información? El emisor con el mejor relato.

En el capítulo central desgrana las claves del relato eficaz, repasando las técnicas básicas de storytelling, así como la estructura de los relatos ancestrales, basada en el viaje del héroe.

En los siguientes tres capítulos comenta aspectos que permitirán que tus relatos ganen en persuasión: analiza en profundidad los distintos tipos de relato mítico y cómo conectar un relato a un mito o rito vigente en tu audiencia para que gane en relevancia y longevidad; cómo construir personajes consistentes y creíbles manejando los arquetipos que abran la espita de nuestro inconsciente; y cómo utilizar metáforas para garantizar que tu relato sea experimentado y contado una y mil veces por todo tipo de personas, siguiendo unas normas diseñadas por ti.

Termina el libro con unas reflexiones éticas sobre el uso del relato como herramienta de manipulación y propaganda.

En resumen, se trata de un excelente libro para introducirse en el arte de narrar historias dentro y fuera de la empresa, del que extraerás valiosos consejos para crear presentaciones que conecten mejor con la audiencia, capten su atención y posibiliten un largo recuerdo.

El éxito de tu presentación dependerá de cómo cuentes la realidad.

(Esta entrada está cariñosamente dedicada a mis amigos de Química Visual, Eva y Monte)

FICHA TÉCNICA

Autor: Antonio Núñez
Título: ¡Será mejor que lo cuentes! Los relatos como herramienta de comunicación STORYTELLING
Editorial: Empresa Activa
Páginas: 220
Año: 2007
Lo mejor: En muy pocas páginas presenta los problemas de nuestra economía de la atención y repasa conceptos clave de la construcción de relatos, como el mito, el arquetipo o la metáfora, lo que permite introducir de forma amena y concisa a todos los públicos en el storytelling.
Lo peor: Se echan en falta casos prácticos. Si no sabes cómo construir el relato de tu marca o empresa, este libro no te dará pautas concretas.
Dónde comprarlo: Casa del Libro :: Amazon.com :: Amazon.es

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En defensa del uso de la metáfora en presentaciones y discursos

abril 8, 2010

«Una metáfora es un puente a la realidad»

—Proverbio clásico árabe

Los poetas han venido usando metáforas desde los principios del verso. Una metáfora es en apariencia algo tan simple como el uso de una palabra con el significado de otra. Sin embargo, tal y como nos advierte el matemático y filósofo Emmanuel Lizcano en su imprescindible obra “Metáforas que nos piensan”, las metáforas no son tan inocentes ni se circunscriben al bucólico escenario de la poesía. En la vida diaria las metáforas son ubicuas, pero permanecen escondidas. Poseen la capacidad de ahormar nuestras emociones y nuestro pensamiento, desde el más cotidiano hasta el más técnico o político: “Creemos estar expresándonos libremente y estamos diciendo lo que la estructura de nuestra lengua y la multitud de metáforas que la habitan (que nos habitan) nos obligan a decir.”

En la siguiente presentación de TED, James Geary nos habla de la vida secreta de las metáforas y de cómo el pensamiento metafórico dirige la invención y la creatividad.

James Geary, hablando metafóricamente

(Bonus: la presentación ha sido creada con Prezi)

El inmenso poder de comunicación del pensamiento metafórico

Además de sustentar nuestro imaginario colectivo, las metáforas constituyen una poderosa herramienta de comunicación, ya que ayudan a explicar algo desconocido en términos de algo conocido. Según Lizcano:

“Una de las funciones principales de la analogía, y de esa contracción suya que es la metáfora, es la función cognitiva. Mediante ella, lo que es problemático o desconocido se asimila a algo próximo o familiar para mejor poder manejarlo o modelarlo.”

—Emmanuel Lizcano, Metáforas que nos piensan

El pensamiento metafórico nos permite establecer conexiones entre dos cosas diferentes, reconociendo que en cierto modo comparten un rasgo común o ejemplifican un principio común. De esta forma, las metáforas ayudan a crear eslabones entre los atributos de algo nuevo y nuestra propia experiencia cotidiana.

Los buenos profesores han ayudado desde siempre a sus alumnos a captar nuevas ideas exponiéndoselas en función de algo que los alumnos hubieran entendido previamente. Tú también puedes aprovecharte de este recurso en tus presentaciones y discursos. Puedes explicar realidades complejas o abstractas en términos de conceptos cotidianos.

La metáfora es un puente posibilitando el paso de un mundo al otro

No se aprende nada en vacío: aprendemos algo nuevo descubriendo cómo se relaciona con algo que ya sabemos. Cuanto más clara es la conexión, más fácil y rotundo es el aprendizaje. En mis charlas a menudo utilizo metáforas para forjar conexiones. Por ejemplo: “Internet es un árbol de navidad y nuestros ordenadores son bolas que cuelgan de ese árbol”, como puede verse en el siguiente vídeo:

Ofrecer a la audiencia una conexión es sólo el inicio para enseñar a través de la metáfora, ya que aportan un modelo de pensamiento capaz de generar nuevas percepciones y explicaciones. A todo lo largo de la charla puede uno referirse continuamente a la misma metáfora, enriquecerla y explicar nuevos aspectos de la realidad aludida metafóricamente. Las buenas metáforas son generativas.

Si tienes una afición, podrás crear metáforas

Como explica Christopher Witt en su libro “Real Leaders Don’t Do PowerPoint”, siempre les pregunta a sus clientes acerca de su pasatiempo favorito y les urge a relacionar algún aspecto de esa actividad con cualquiera que sea el tema sobre el que tienen que preparar una presentación. Por ejemplo, en mis charlas suelo relacionar la seguridad de la información con la escalada. Esta analogía me permite a lo largo de la charla ilustrar conceptos de la gestión de la seguridad de la información a través de imágenes (verbales y fotográficas) sobre cómo los escaladores gestionan el riesgo de caída: preparación, contramedidas, planes de contingencia, respuesta a incidentes, etc.

Las metáforas conectan lo conocido con lo desconocido, lo familiar con lo nuevo. Úsalas en tus presentaciones.

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¿Usas metáforas en tus presentaciones? ¿Cuáles son las metáforas que más te han inspirado?


Siete aperturas clásicas para empezar con fuerza tu presentación (y ganar la partida)

octubre 5, 2009

Las siete aperturas clásicasLos aficionados al ajedrez conocen bien la importancia de una buena apertura. Tal y como nos recuerda diligentemente la Wikipedia al explicar las aperturas en el ajedrez:

“Un mal comienzo de la apertura puede implicar un resultado catastrófico, que nos lleve a perder la partida antes de tiempo. Para evitar esto es necesario seguir estrictamente una serie de principios para asegurarnos un buen comienzo de la partida.”

Cautiva a tu audiencia inmediatamente

Normalmente, durante los primeros segundos de tu presentación, juzgando por las transparencias y por tu lenguaje verbal y corporal, el público ya sabe instintivamente cómo eres, cómo será la charla y si les interesará o aburrirá. Esfuérzate por cautivar su interés desde el primer segundo. No los dejes en tierra antes de partir. No te lances directamente a presentar los datos, ni siquiera comiences con la típica transparencia aburrida de contenidos para entrar de lleno después con la presentación.

Libro "Presenting To Win" por Jerry WeissmanUn enfoque mucho más eficaz que te ayudará a conectar con la audiencia y captar su atención desde el principio consiste en utilizar las aperturas clásicas, recogidas por Jerry Weissman en su libro “Presenting to Win”.

1. Pregunta dirigida a los miembros de la audiencia

Si la pregunta está bien elegida y resulta relevante para el tema tratado, evocará una respuesta inmediata, involucrará a la audiencia, eliminará barreras y les hará reflexionar acerca de cómo el mensaje se les aplica personalmente. En esta fase inicial es mejor no usar el recurso de hacerles participar levantando la mano, ya que el público aún no está “caliente”, sino que resulta mejor romper el hielo con una pregunta retórica significativa y provocativa a la que proporcionas respuesta rápidamente.

2. Hecho poco conocido o estadística sorprendente

Debe estar íntimamente relacionado con el mensaje central de tu presentación. Cuanto más sorprendente, inesperado o desconocido, mayor será su efecto.

3. Retrospectiva/Prospectiva

Permite captar la atención del público arrancándolo del presente y llevándolo hacia adelante o hacia atrás en el tiempo. Mediante este contraste, puedes dejar patente el valor de tu producto o servicio.

4. Anécdota

Mejor que empezar con un chiste, lo cual puede resultar desastroso especialmente si no eres chistoso, recomiendo contar una buena anécdota, que no tiene por qué ser divertida, aunque sí entretenida y relevante para el tema tratado. Cuenta una breve historia de interés humano. Una buena anécdota crea inmediatamente empatía con el público. Posee la virtud de hacer que un tema abstracto y potencialmente aburrido cobre forma vívidamente en la imaginación de tus oyentes.

5. Cita de una fuente reconocida

No tienes por qué recurrir a grandes personajes históricos. Basta que se trate de una fuente autorizada, de prestigio en tu campo, que hable sobre ti o sobre tu trabajo o sobre tu tema. Una buena cita puede captar el interés de tu audiencia y prestarte credibilidad ya desde el inicio de la presentación.

6. Aforismo, dicho conocido o refrán popular

Si te decantas por un aforismo, proverbio o refrán, asegúrate de que guarda relación directa con el tema de tu charla y especialmente con el mensaje principal que deseas transmitir. Usados con inteligencia y mesura, permiten profundizar en los temas, de manera sencilla, ingeniosa y rápida, pero no busques una mera función humorística, sino más bien aplícate el consejo de Don Quijote a su escudero:

“También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.”

7. Analogía o metáfora

Una analogía bien discurrida será capaz de explicar con meridiana claridad un concepto arcano, oscuro o complicado. Cuanto más sencilla y clara sea, mejor para la audiencia. Como afirman los autores de “Pegar y pegar”:

“Algunas analogías resultan tan útiles que no sólo arrojan luz sobre un concepto, sino que llegan a convertirse en plataformas para el pensamiento novedoso. Por ejemplo, la metáfora del cerebro como un ordenador ha sido central para la comprensión generada por los psicólogos cognitivos durante los últimos cincuenta años. (…) Las buenas metáforas son “generativas”. ”

Una buena analogía podrá servirte para hilvanar toda tu presentación.

Utiliza alguna de las aperturas clásicas para conectar con la audiencia y captar el interés desde el primer segundo

Aperturas compuestas

Nada impide que utilices alguna combinación ocurrente de las siete aperturas clásicas mencionadas. Lo más importante que debes recordar es: la apertura utilizada debe guardar relación con la idea central de tu presentación.

Y, por supuesto, la apertura no es sino el principio. Aún queda por jugar toda la partida.

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¿Utilizas algún otro tipo de apertura que no esté recogido entre las siete clásicas?